Quintana, el colombiano volador

Gavi, Stelvio y Val Martello. Esos eran los míticos puertos de la etapa reina. 67 kilómetros de ascensión en total para superar los 4.300 metros de desnivel en apenas 139 kilómetros de recorrido.

Quintana, Aru, Pozzovivo y Majka se postulaban como los principales candidatos al trono. Rigoberto Urán era el nombre del defensor de la maglia rosa, el líder de la prueba.

Las cartas estaban sobre la mesa, hasta el temporal de frío acudió fiel a su cita, con lluvia y nieve incluida. Pero hubo algo inesperado. Y es que la corsa rosa vio cómo el momento clave de la misma no estuvo en ninguna de sus temibles rampas, sino en un descenso; en el eterno descenso de más de 20 kilómetros del Stelvio, la cima Coppi (es decir, la más alta de esta edición del Giro con 2.758 metros de altitud). Fue ahí donde Quintana empezó a cimentar su obra de arte. Un canto al ciclismo, un golpe en la mesa que hizo olvidar sus días previos llenos de magulladuras, mucosidades y toses. El colombiano volador, ese hombre que maravilla subiendo, puso patas arriba la clasificación general bajando.

Por la cima del Gavia y el Stelvio, los gallos de la carrera habían caminado juntos y en paz. Movistar apostó por el desgaste, pero todo hacía indicar que no habría movimientos hasta el último puerto. Más aún cuando corrió el rumor de que la organización neutralizaba el descenso del segundo puerto por la nieve.

Al final se trató de un descuido del Twitter de la organización, pero lo cierto es que las imágenes de televisión mostraban al líder, Rigoberto Urán (Omega), bajando con mucha precaución.

Su compatriota Nairo Quintana (Movistar) arriesgó un poco más y, con él, su compañero de equipo Izaguirre. También arriesgaron Rolland y Sicard (ambos del Europcar), Hesjedal (Garmin) y Rabottini (Neri Sotoli). Finalizado el descenso, la diferencia entre este grupo y el del resto de favoritos era ya de dos minutos.

Poco después de arrancar Val Martello, puerto en el que se encontraba situada la línea de meta, Quintana, Rolland y Hesjedal rebasaban al hasta entonces héroe del día, el italiano Dario Cataldo (Sky).

Los escasos gregarios que tenían los gallos fueron cediendo y el combate se convirtió en un mano a mano. De un lado, el trío Quintana, Hesjedal y Rolland (el francés fue el primero en ceder). Del otro, Urán, Majka, Pozzovivo, Kelderman y compañía.

Poco a poco, kilómetro a kilómetro, el colombiano de Movistar y el canadiense del Garmin fueron ampliando su ventaja hasta convertirse Nairo en líder virtual de la prueba a siete kilómetros del final. Pero el liderato era poco para Quintana. Sabía que este martes podía dar un golpe de gracia a sus rivales y no cejó hasta la línea de meta. De hecho, la joven perla colombiana no perdió ni un segundo en levantar los brazos para celebrar su victoria de etapa. Quizás fue por robarle segundos al crono, quizás porque no tenía fuerzas para más.

Sea como fuere, los segundos empezaron a contar dejando paso a los minutos. Ahora, Quintana, que partía en la mañana de este martes a 2.40 del liderato, viste de rosa; Urán, el anterior líder, aparece a 1.41; Evans, a 3.21; Rolland, a 3.26; Majka, a 3.28; Aru, a 3.34;, Pozzovivo, a 3.49, Kelderman, a 4.06 y Hesjedal, a 4.16.

Queda mucho Giro y mucha montaña, aunque visto lo visto, no sólo habrá que atender a la prueba cuando la carretera se pone para arriba, sino durante cada metro. Nunca sabes dónde estará la clave.

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